Este viaje por Canadá en 20 días contó con un inesperado quinto integrante: la caravana.
Decidimos hacer un viaje en caravana aunque ninguno de los cuatro había viajado jamás en caravana; habíamos hecho camping con nuestras respectivas familias, pero nuestros viajes importantes de los últimos años tampoco habían sido de camping, así que nos veíamos como cuatro novatas totales.
Allá por junio hicimos una prueba de caravanear. Decidimos hacer una prueba para aprender cositas en un entorno controlado (Toledo) e ir mejor preparados. Fue un finde fantástico, en el que (también) tuvimos tiro con arco y en el que nos metimos (sin saber y sin querer) en un macrofestival de 12 mil personas en la sierra de Gredos. Y eso que buscábamos un sitio tranquilo…
En ese finde sacamos los rudimentos principales para entender qué nos encontraríamos al recoger nuestra pequeña caravana en Canadá.
Creo que nos adaptamos muy rápido y bien a la caravana, a conducirla y a manejarla, a revisar los niveles, a las compritas y a los campings. Además, nos repartíamos muy bien las tareas domésticas, que incluyen desde los platos y la basura hasta gestionar las aguas grises y negras.
Os detallo algunas cuestiones respecto a la caravana que fueron importantes para mí durante el viaje:
- movilidad: en general pudimos movernos muy bien por todas partes, ya que está muy adaptado; en algunos momentos tuvimos un extra de gestión porque la caravana no podía ir a tal o cual carretera, pero casi todas las carreteras eran suficientemente anchas, al igual que los sitios de aparcar; además había siempre zona reservada a parking de RV.
- consumo: esto fue una sorpresa mayúscula, porque obviamente la caravana consume más que un coche, pero no sabía exactamente cuánto más; nos salió de media 30 litros. En cuanto nos dimos cuenta del dato, cambiamos algunas estrategias, como por ejemplo, al dejar un camping solo vaciábamos aguas grises / negras y llenábamos de nuevo el depósito al entrar en el nuevo camping, de forma que no transportáramos cientos de litros de agua innecesariamente (que afectan al consumo).
- precio: aunque el precio (lo veréis en el próximo post detallado) de la caravana es un pico alto (hablamos de +4000€), el animarnos a hacerla en caravana habilitó el viaje, dado que si nos hubiéramos alojado en los lodges dentro de los parques, seguramente el presupuesto se habría disparado respecto a nuestros viajes anteriores.
- ducha: la caravana contaba con baño y ducha. El mecanismo del váter no me gustó nada y en general prefería ir a los baños del camping o los baños públicos cuando estábamos de visitas. La ducha estaba bastante bien, aunque por comodidad mía y por asegurar agua para Pablo y Angela (que preferían ducharse en la caravana), tendía a usar las duchas del camping. Aun así usé varias veces la ducha de la RV (cuando teníamos full hookup) y el agua salía calentita y con suficiente presión.
- cocina: teníamos una cocina de gas muy bien equipada, que usamos menos de lo que nos hubiera gustado; a veces porque íbamos cansados del día y cenábamos en un restaurante del pueblo donde estuviéramos, otras porque hacíamos algo realmente sencillo como pasta, arroz o pizza. Aun así los desayunos los hicimos casi todos en la caravana: tostadas con mantequilla y mermelada, café, cereales, galletas… Lo que sí nos pasó es que el detector de humos era hiper-sensible y debíamos tener todo abierto y con mucha corriente para que no se pusiera a pitar; en las noches en las que hacía fresquito, esto limitaba lo que podíamos cocinar porque queríamos dejar el calorcito dentro de la caravana.
- campings: algo que no sabíamos cuando empezamos a preparar el viaje es que en los Parques Naturales en Canadá es obligatorio dormir únicamente en los sitios autorizados; estos sitios son campings de distintos tipos y con distintos servicios y algunos aparcamientos (siempre sin servicio). Como íbamos en temporada alta, decidimos asegurarnos todas las noches y estuvimos sin servicio solo un par de noches; con full hookup tuvimos 3 noches creo y la mayoría teníamos solo electricidad (que resultó ser para mí lo más importante).
Los primeros días, la caravana fue fuente de incomodidad: andábamos muy pendientes de todo, no sabíamos bien cómo funcionaba la limpieza de los tanques, y además dormíamos regular. Pero pronto pudimos automatizar el montaje y pasé a disfrutar de la experiencia: según llegábamos a un camping, desplegábamos el salón (es que la caravana era un poco transformer), conectábamos la electricidad y si procedía las aguas y ya teníamos todo listo. Desayunar en la caravana o en el exterior, tomarse un refresco y unas patatuelas por la tarde o escribir cómodamente los posts del viaje se convirtieron rápidamente en agradable rutina gracias a que disponíamos de la RV.
El resumen es que la caravana me encantó; no creo que vaya a ser mi forma principal de viajar, puesto que una de las razones del éxito de este viaje es que Canadá está muy bien preparada, mientras que en España por ejemplo no te encuentras tantos servicios adaptados a caravanas. Los cuatro estábamos de acuerdo en que el próximo viaje en caravana sería mejor adaptarlo a dos personas, para poder ir con algo más pequeño y recoleto. En este sentido, algún día llegará el viajazo por Nueva Zelanda, de varios meses si es posible, y en el que una camper será seguramente nuestro medio de transporte y nuestro alojamiento.
Aquí os he dejado mis impresiones frescas sobre la RV, si tenéis dudas en particular, no dejéis de consultarlas porque para prepararme el viaje me vi y leí ¿todos? los tutoriales de internet, que hay un montón de material :)