Para el equipo Tontako, septiembre es un mes clásico de hacer vacaciones, y aunque seguimos en una época muy rara para viajar, quisimos organizarnos para hacer un road trip por Lusitania, es decir, la Península Ibérica occidental.

Teníamos las fechas reservadas con bastante antelación, aunque no habíamos pensado en el viaje hasta bien cerca de la fecha, pues no sabíamos cómo iba a estar lo de viajar. Finalmente, nos decidimos por un viaje con poco riesgo y que nos diera mucha capacidad de reacción. Nos hicimos la composición de un itinerario general y cogimos algunos alojamientos al ver que septiembre todavía es temporada bastante alta.

Arquitectura en Salamanca

El primer día llegamos a Salamanca, una ciudad que ambos conocemos, pero que nunca habíamos visitado juntos. Íbamos a estar unas 5 horas y queríamos pasear la ciudad y, por supuesto, coger algunos cachés. Hacía muy buen día y había pocos turistas, así que íbamos a poder pasear con tranquilidad. En la oficina de turismo nos propusieron un itinerario sencillo que fuimos recorriendo a nuestro aire. Salamanca tiene muchos atractivos como ciudad, pero para mí es muy llamativo su arte arquitectónico.

Salimos de la Plaza Mayor, por la Rúa Antigua hasta la Casa de las Conchas. Entramos a visitar el patio de esta casa palaciega, desde donde se veían las torres de la Clerecía de la Universidad Pontificia, que sería nuestro siguiente destino.

Subimos la Escala Coeli (escalera del cielo), que no, no llega al cielo pero la madera suena como si estuvieras muy cerca de presentarte ante el juicio por tus pecados. Luego arriba hay unas vistas estupendas y se pasan los pecados.

Vistas estupendas Vistas estupendas

También se veía la fachada de la Catedral Nueva y decidimos que sería nuestra siguiente visita.

Visitamos la Catedral con la audioguía en modo muy selectivo, pues tiene más de 60 explicaciones. La parte arquitectónica me impresionó mucho, con esas columnas sujetando unas bóvedas gigantescas. El altar en cambio me pareció bastante insulso.

Después pasamos a la Catedral Antigua, con un retablo mucho más interesante y al claustro del conjunto.

Por la tarde, después de comer, continuamos nuestro paseo visitando la portada de la Universidad de Salamanca, donde confirmamos que la rana sigue en su sitio. Antes de irnos, nos asomamos al Huerto de Calisto y Melibea y a la Iglesia de San Marcos, de planta circular.

Asedios en Ciudad Rodrigo

Aunque Salamanca da para mucho más, a media tarde viajamos a Ciudad Rodrigo donde teníamos prevista la pernocta. Al llegar a la pensión, descubrimos que justo ese fin de semana se inauguraba la exposición de Asstrobriga en la ciudad: la figura de un sol en las afueras de la muralla y, a escala en tamaño y distancia, los planetas de nuestro sistema, incluyendo Plutón (¡arriba esos planetas enanos!). A apenas 100 metros del Sol estaba Mercurio, y un poco más allá, estaban Venus, La Tierra… hasta que en la frontera con Portugal se encuentra la representación de Plutón. Como justo el fin de semana era la inauguración, habían preparado conferencias, juegos y… ¡observaciones astronómicas!

Por la tarde dimos un paseo por la muralla de Ciudad Rodrigo; la muralla está completa y se puede recorrer por arriba (hay accesos a la muralla desde casi todas las puertas). Es poco recomendable intentar asediarla porque está muy entera y parece bastante resistente. La Ciudad es muy recoleta y aunque se nota que recibe mucho turismo, pudimos pasearla tranquilamente y admirar gran cantidad de edificios emblemáticos cuyas fachadas están muy bien conservadas.

Tras la cena, cogimos algo de abrigo y volvimos a la muralla donde astroaficionados habían colocado telescopios. El ayuntamiento mirobrigense, volcado con la iniciativa, había apagado las luces municipales en los puestos de los telescopios para quitar contaminación lumínica. Nosotros además íbamos con los prismáticos y fuimos alternando ver espacio profundo con un telescopio y ver las lunes de Júpiter con nuestros prismas.

Al día siguiente, antes de despedirnos de Castilla y León para adentrarnos en Portugal, visitamos Siega Verde un yacimiento donde hay pinturas rupestres neolíticas al aire libre. Se visita con guía que además de ayudarnos a identificar los caballos de “rayajos genéricos”, nos dio muchas explicaciones sobre el trabajo que se está haciendo allí. Muy recomendable si estáis por la zona.

Fue una primera etapa fantástica, pudimos desconectar de nuestra rutina, ponernos en marcha y además la actividad de Astróbriga resultó ser una sorpresa genial. Y para genial, el selfie tontako:

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