Tras visitar Irlanda del Norte, no queríamos dejar pasar la oportunidad de visitar el norte de Irlanda; y desde luego yo no quería dejar pasar la oportunidad de un #txistako.
El condado de Donegal, al norte de la isla, no es de los más señalados en las guías, pero teníamos un par de sitios que nos llamaron la atención y decidimos dedicar un día largo a la zona. Empezamos por el Parque Natural Glenveagh; podríamos haber ido a cualquier zona del parque, pero es que había un castillo, con jardines, junto al lago. Y yo que ando queriendo comprarme una casita, chocita o palacito, pues quería echar un vistazo.
Dejamos el coche en el parking del centro de visitantes, y cogimos el bus que te lleva por dentro del parque y que nos dejó en el castillo. Como hacía bueno, fuimos directos a pasear por los jardines. En realidad hacía bastante calor, y yo aquí venía a pasar frío así que antes de seguir puse una reclamación al dueño de la isla. Y ya sí, pudimos ir a recorrer los jardines boscosos, con estanques, fuentes, miradores y rinconcitos.
Al final, de tanto pajarear pasear, se nos hizo tarde para entrar en el castillo, y sólo nos asomamos a los exteriores brevemente. El castillo tiene una pinta estupenda y la próxima vez haré una oferta inmobiliaria, qué duda cabe:
Volvimos al centro de visitantes desde donde hicimos un pequeño paseo junto a lago, con unas vistas del valle increíbles.
Y aún nos dio tiempo a tomar un pequeño picnic en unas mesitas a la sombra y con brisa rica. Después condujimos (bueno, conduje yo y menudo trayecto…) hasta el paso de montaña de Glengesh; mereció la pena la dificultad de algunas curvas y cruces por las vistas que teníamos desde allí arriba; ya que no hay grandísimas alturas en Irlanda, las pocas que hay, hay que aprovecharlas bien. Así que nos pedimos un café en un puestecito y estuvimos un rato admirando el paisaje, acompañados por un paisano que se puso a tocar el handpan.
Desde el paso tocaba bajar hacia el sur hacia uno de los sitios más recomendados de la zona: el acantilado Slieve League. Aquí se hizo patente que el condado de Donegal no tiene una super oferta turística, pero este sitio en particular me pareció un poco tomadura de pelo. Desde el centro de visitantes nos orientaron fatal sobre cómo realizar la visita y qué opciones teníamos así que dimos alguna vuelta de más, pero al final pudimos llegar al acantilado. El sitio está curioso, aunque hemos visto otros tantos así de bonitos. Si estáis por la zona y sois muy completistas, podéis hacerle un hueco a esta visita; si no, creo que hay otros sitios tan interesantes.
En este condado aún sacamos un ratito para asomarnos a la ciudad de Donegal; era ya un poco tarde (digamos las 18:01) y el castillo estaba cerrado así que sólo lo pudimos ver por fuera:
Paseamos por las calles de la ciudad hasta la Abadía cementerio que se asoma al mar. Es una abadía en ruinas y todo el suelo es camposanto; quedan algunas paredes en pie y pillamos justo una hora buena de luz para recorrer el lugar, con un aire gótico:
La última visita del norte de Irlanda fue Sligo. De abadía en ruinas a abadía en ruinas, en Sligo es una vsita autoguiada con un folleto muy interesante:
Quedan muchos restos en pie y es fácil hacerse a la idea de la planta del compejo. Aprendimos sobre los brotes de cólera y las idas y venidas de la abadía. Me asomé a la ventana del lector y me pues a declamar el folleto.
Y, como bien sabéis, yo soy super fan, SUPER SUPER FAN de Yeats, y resulta que había un bosquecillo cerca donde él iba a pasear, así que fuimos hasta allí y descubrimos una joya en forma de hayedo alrededor de un lago, que nos dejó con las mejores sensaciones del norte de Irlanda.
Y para que vosotras también os quedéis con las mejores sensaciones, os dejo esta preciosa foto de un pájaro mirando un petirrojo:
Podéis ver el resto de fotos en el álbum del Norte de Irlanda.