Esta vez ha sido una escapada más bien rápida. Resulta que ahora paso parte del mes en Londres por cuestiones de trabajo, así que estas vacaciones de semana santa hemos aprovechado para una pequeña escapada a Stonehenge, que yo tenía muchas ganas de conocer.

Salimos desde Londres en tren hasta Salisbury (el tren se coge en Victoria Station); hora y media después llegábamos a este pueblo. Es el pueblo más grande cerca de Stonehenge, así que sería nuestra base de operaciones. Esta vez habíamos previsto poco el viaje (era sorpresa para Alex) y no tenía el GPS preparado, pero conseguimos llegar al alojamiento con facilidad.

La primera tarde nos acercamos a la oficina de turismo para preguntar horarios y precios de las visitas y comprar los tickets para Stonehenge. Desde ahí nos organizamos un pequeño paseo por Salisbury (necesariamente pequeño, como lo es el pueblo). Salisbury es muy bonito, callejuelas pequeñas y bien cuidadas; en general no hay edificios que rompan con la estética “medievaloide-renacentista-más-bien-vieja” así que ofrece un paseo muy agradable. La visita principal es a la catedral, totalmente exenta y rodeada por un jardín enorme (aquí el verde es verde); dentro tiene un coro precioso. Además de la propia construcción, alberga una Carta Magna, un documento que data del siglo XIII y que significó una revolución política y social, aunque básicamente establecía cómo pagar los impuestos y cómo heredar las deudas XD. Me pareció especialmente llamativo que dentro de la catedral hubiera mucho contenido político: una vela de Amnistía internacional, documentales sobre presos y persecuciones políticas, todo poniéndolo en relación con la Carta Magna.

Tras el paseo por la catedral, nos acercamos a pasear por un parque y a coger algunos cachés que tenían pinta de andar por ahí…

Allí al fondo hay un caché y no digo nada más... ;-) Allí al fondo hay un caché y no digo nada más... ;-)

Para el segundo día teníamos la visita a Stonehenge. Se puede ir en coche, pero es mucho más cómodo y operativo ir en autobús. Desde Salisbury opera The Stonehenge Tour que incluye la entrada a Stonehenge (con audioguía), a Old Sarum y los trayectos necesarios por 27 ₤. El autobús nos dejó en el centro de recepción de visitantes; desde ahí hay unos caminos fácilmente localizables para llegar al famoso círculo. Es un paseo sencillo de 3kms, aunque también puedes coger los autobuses que van desde el centro de visitantes hasta la misma entrada del henge. Nota: ya no existe el aparcamiento al lado del henge, aunque lo diga GoogleMaps: se quitó en 2014, así que en todo caso, podéis dejar el coche en el parking del centro de visitantes.

Como parecía que la lluvia iba a respetar, nosotros fuimos paseando, perdiéndonos un poco, y cogiendo algún caché de camino. Al llegar al círculo había gente, pero se podía transitar perfectamente, así que pudimos disfrutar de Stonehenge. Lo cierto es que impresiona bastante. Son piedras muy grandes, traídas desde muy lejos (más de 200kms) hace 5000 años. Estiman que todo se construyó a lo largo de 1000 años, y que había alguna población cerca exclusivamente para la construcción, con “miles de personas” (WTF!!). Mi teoría es que lo montaron entre dos vascos, o si acaso, entre varios cientos de extraterrestres.

¡Casi se me olvida el selfie! #nope ¡Casi se me olvida el selfie! #nope

Tras Stonehenge cogimos el autobús que nos dejó en Old Sarum, donde está el antiguo poblado y quedan los restos de la también muy antigua catedral. Como está en un alto (no hay muchos altos por esta zona del mundo), hay unas vistas espectaculares del área.

Al fondo se ve la aguja de la catedral de Salisbury. Al fondo se ve la aguja de la catedral de Salisbury.

La zona es preciosa, tranquila y muy recomendable para descansar y desconectar. ¡Volveremos!