Alberta es una zona privilegiada para visitar y estudiar restos paleontológicos así que decidimos dedicarle un par de días con visitas temáticas.
El mismo día tras coger la caravana, hicimos una compra de viandas y nos dirigimos al Este, a Drumheller. Aquí las carreteras son muy largas y muy rectas, y el horizonte a los cuatro lados se extiende muchísimos kilómetros; pude disfrutar de esta inmensidad, aunque la idea de vivir tan aislada me producía mucha sensaciónde vacío.
Varias horas y cientos de kilómetros más tarde, llegábamos a Drumheller y fuimos directamente al Museo Tyrrell. Es un museo paleontológico en el que se pueden ver muchísimos fósiles de todos los tamaños y variedades, además de aprender sobre cómo vivían los dinosaurios, las grandes extinciones y sobre las excavaciones que se llevan a cabo en esta zona.
El museo bien merece varias visitas ya que es muy grande y exhaustivo. Es muy pedagógico y tiene muchas actividades a las que, desafortunadamente, no pudimos apuntarnos por falta de tiempo.
Me gustó mucho un pequeño pasillo con ilustraciones de cráneos de dinosaurios, unas preciosidades que habría querido traerme a casa:
Descubrí que no hubo dinosaurios marinos y que los bichos enormes que vivían en el mar a la vez que los dinosaurios, eran reptiles marinos. Hay que joderse. También aprendí que los fósiles que se venden en las muchas tiendas en la zona no pueden ser de Alberta, por la legislación respecto a fósiles, sino que son importados de USA o Alemania.
Esta legislación ha permitido la conservación del legado fósil y ha favorecido el desarrollo de centros de investigación.
Esa noche nos acercamos al centro de Drumheller para cenar, a eso de las 21, en plan super tarde así que lo único que pillamos abierto fue el garito donde los locales, cenan, se alcoholizan y ¡¡cantan en el Karaoke!! Fue muy ruidoso y auténtico ‘:)
La segunda parte de la etapa dinosaurios la tuvimos en el Dinosaur Provincial Park, al suroeste de Drumheller. Llegamos a nuestro camping por la tarde y pudimos hacer un par de paseos sencillos por la zona; la primera caminata fue el Couleé Trail, muy concurrida por aficionados al Barça. Una ruta muy sencilla y bonita que pasa cerca de hoodoos o chimeneas de hadas, unas formaciones rocosas muy emblemáticas y evocadoras.
El segundo paseo fue por el Cottonwood Flat Trail, donde parecía que podríamos ver animales acercándose al río. Los animales éramos nosotros y los mosquitos nos estaban esperando. Alguno de estos mosquitos se quedará encerrado en una gota de ámbar y dentro de varios millones de años alguien me clonará y entonces os reiréis malditos mosquitos.
Esa noche pudimos disfrutar de una fogata donde nos calentamos y ahumamos a partes iguales. Lo cierto es que fue un rato muy bueno al calorcito del fuego.
Para el día siguiente teníamos contratado un tour que visitaba canteras fósiles en una zona de acceso restringido, con dos guías expertos. Fue una actividad genial. En el grupo éramos 8 personas además de los guías, así que era todo muy cercano. Nos subieron en un autobús y nos metieron de lleno en la zona restringida; nos dieron algunas consideraciones de seguridad y nos pusimos en marcha hacia las canteras.
De camino hicimos varias paradas, donde nos fueron contando qué tipos de roca había, qué formaciones y épocas geológicas estábamos viendo, etc. Todo para dar contexto al hecho de que Alberta sea un gigantesco cementerio de fósiles. A diferencia de otras zonas que se exploran unos pocos años, estas canteras siguen siendo regularmente visitadas pues la erosión natural del entorno deja emerger nuevos restos fósiles cada año.
Y así llegamos a la cantera, donde pudimos explorar a nuestro aire la zona y encontrar zotillones de fósiles de todo tipo: árboles petrificados, huesos de centrosaurios, cuernos, pezuñas, tibias… e incluso en alguna capa superior, el cuerno de un hadrosaurio, aunque no le dimos ninguna importancia porque “son como ciervos y hay un montón” (¡!).
Aunque éramos pocos, nuestro grupo era con diferencia el más volcado en la actividad, respondiendo a las preguntas que hacían los wardens (como los rangers), y formulando un montón de preguntas. En cierto momento, se nos acercó uno de los dos guías y nos preguntó si éramos de academia, le habíamos dado la impresión de ser paleontólogos en misión secreta. Le hice saber que no pertenecíamos a la academia aunque compartíamos su enorme ego. Esto le cuadró totalmente, por lo que sea.
Me gustó mucho el tour, interesante y muy pedagógico. No me pude traer ningún fósil porque en este grupo respetamos el descanso de los dinosaurios; les dejamos unas florecillas y continuamos nuestro viaje.
Aquí podéis ver los 3 paseos que nos hemos dado estos días:
Hemos visto: varias marmotas, un halcón, un coyote cruzando perezoso la carretera y una cabra proghorn. Y mosquitos. Toneladas de mosquitos. Malditos mosquitos.
Tras esta visita, dejamos atrás a los dinosaurios y viajamos en el tiempo unos cuantos millones de años para visitar zonas de las Naciones Originarias de Canadá.
Estamos teniendo mala cobertura en general y malísima wifi en los establecimientos, salvo contadas excepciones por ahora.
Y no termina este post sin su correspondiente selfie:
Y las foticos de estos días, ¡hasta la próxima!
:)
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