Decimos adiós a Waterton y pasamos el día conduciendo hacia el norte, hacia el corazón de las Rocosas canadienses; así por la tarde, llegamos a Banff.
Banff es la ciudad más grande dentro del Parque Nacional y además es uno de los lugares con más oferta y más demanda turística. Por este motivo y porque llegamos algo tarde a las reservas, en Banff sólo conseguimos sitios sueltos para dormir; no conseguimos dos noches seguidas en la misma plaza de camping así que todos los días tenemos que hacer check-out a las 11 y esperar a las 14 para hacer check-in. Resultó ser un inconveniente menor, pero en general tuvimos un extra de gestión logística.
La tarde que llegamos, aparcamos la caravana cerca del centro y nos acercamos al centro de visitantes, donde pudimos preguntar por los transportes en Banff, por sitios que visitar y por actividades que contratar; el centro de visitantes está genial ¡y tiene wifi! Después pudimos cenar y ya en el camping preparar tranquilamente las visitas de los próximos días.
el parque nacional de banff es el primero de canadá; el sitio se encontró cuando el cpr (canadian pacific railway), es decir, la empresa ferroviaria que cruzó canadá, estaba inspeccionando el terreno. a finales del s. xix se topó con unas fuentes termales que rápidamente pusieron en explotación comercial. el gobierno de por aquel entonces consideró que era mejor que se explotara oficialmente así que concedió protección a la zona y se hizo cargo de la gestión.
uno de los sitios emblemáticos dentro del parque y del que salen muchísimas rutas es el lake louise. el primer día fuimos con la caravana hasta un parking disuasorio, donde pudimos aparcar perfectamente; desde ahí cogimos el bus que nos dejaba prácticamente en la orilla del lago.
en la zona junto al lago se junta muchísima gente, porque además hay hoteles y restaurantes y es un sitio muy concurrido. dedicamos unos minutos a pasear por el lago y un ratito después lo dejábamos atrás para comenzar la ruta que haríamos ese día, subir hasta la six glaciers plain (la plana de los 6 glaciares).
aunque pronto dejamos atrás también a la mayoría de los turistas y en el camino íbamos más tranquilos, una cosa que me ha sorprendido muchísimo en canadá es la cantidad de turismo senderista; al final, rara vez hacemos una ruta en completa soledad, como nos ocurrió en yellowstone.
esta concurrencia senderista tiene muchas cosas buenas, como que hay muchos caminos bien señalizados y muchas rutas para todos los niveles.
nuestra ruta discurría por un camino fácil de seguir, con una pendiente en ascenso constantey con muchas vistas fantásticas. de camino pudimos observar a las columbian ground squirrels, unas ardillas monísimas y poco asustadizas que se acercaban a jugar con el palo de trekking.
así llegamos al tea house, una casita de té, en medio de las montañas, que recibe suministros en helicóptero y aún a día de hoy se gestiona sin electricidad ni agua corriente. aunque era muy tentador quedarnos ahí, nuestro objetivo estaba un par de kilómetros más arriba, así que decidimos continuar hasta la plana.
el último medio kilómetro sin embargo, se me atascó mucho, estaba muy expuesto y con mucha gravilla suelta, así que yo me quedé atrás de este último tramo, mientras alex, pablo y angela, llegaban hasta el mirador que se asomaba a los glaciares.
en todo caso, la vista es impresionante, especialmente cuando se oye un sonido atronador y ves que se está desprendiendo un kilotón de nieve del glaciar que está delante. y con la vista ya un poco acostumbrada, ves el hielo bajo la capa de piedras, lo que parece una escorrentía es en realidad el río helado del glaciar.
con esto ya sí, nos habíamos ganado nuestro té con pastas y ahí estuvimos tranquilamente tomando nuestros brebajes calentitos.
fue una ruta preciosa y muy interesante, desde el lago y los bosques verdes y frondosos hasta los picos pelados de los glaciares.
Os dejo aquí las fotos de la ruta:
Al día siguiente Pablo y Angela querían tomárselo con calma, hacer algunas compras y descansar un rato; nosotros también queríamos descansar, pero en clave de Alex, es decir, ruta sencilla.
Fuimos por la mañana al centro de Banff a desayunar y a tomarnos la mañana con calma. A media mañana nos pusimos en marcha con una ruta periurbana, que salía de Banff y llegaba hasta nuestro camping, por un camino boscoso y agradable.
Antes de juntarnos con Pablo y Angela, tuvimos tiempo para hacernos una de las fotos de rigor (porque tiene un caché, vaya :P)
Por la tarde habíamos contratado una actividad de observación de fauna salvaje. Estamos teniendo mala suerte a la hora de ver animales, aunque tiene todo el sentido, pues es una zona muy concurrida por turistas (como yo misma, ojo), hay una autopista que atraviesa el parque y además hay vallas en muchas zonas para evitar que los animales se aproximen a la carretera. Así que no es de extrañar que estemos encontrando pocos de los grandes mamíferos de la zona.
Por eso parecía el tour parecía una buena oportunidad para ir a zonas donde los locales supieran que hay más opciones de ver fauna salvaje. La actividad consistía en ir en un autobús, donde el conductor/guía nos iba contando sobre el propio parque, los animales que lo pueblan y las medidas que se toman para la protección del medio ambiente, tanto fauna como flora.
Fue una actividad muy entretenida que se saldó con la observación de una manada de renos en torno a un macho dominante, y unos ciervos de cola blanca. El oso aún se nos resiste, pero confío en que llegará…
Lo que seguro que va a llegar es el selfie:
Y las foticos del segundo día en Banff:
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