La Senda de las Pesquerías Reales es una ruta fantástica en la Sierra de Guadarrama segoviana; perfecta para hacerla en verano, pues es muy fresquita y discurre bajo la sombra y entre helechos.
Tras cuatro meses de confinamiento, asomamos la cabeza por fin. La crisis del COVid lo trastocó todo, también nuestras salidas montañeras, qué duda cabe. Durante todos estos meses, este blog se quedó totalmente parado, y lo que es más, dejé de leer blogs de viajes ya que me parecía una frivolidad en estas circunstancias. Fue una especie de hibernación, preocupada y expectante. Poco a poco, las más afortunadas, hemos ido recuperando esa vida que quedó en suspenso. Y así, a comienzos de julio nos animamos a salir, y elegimos la Senda de las Pesquerías Reales para estrenar la nueva etapa.
Tras cuatro meses de no salir a hacer ninguna caminata, queríamos algo sencillo; tras cuatro meses y una primavera que se había perdido en un instante, necesitábamos una ruta que nos diera la oportunidad de reconectar.
Junto al río Eresma y cruzando el pinar de Valsaín, discurre esta senda creada hacia 1769. Desde La Granja hasta la cabecera del río Eresma, se acondicionó el camino para que Carlos III pudiera ir a pescar truchas. Catorce kilómetros en total, de paseo sencillo y refrescante, perfecto para realizar en verano, pues la sombra acompaña buena parte del camino.
El paseo se puede acometer de muchas formas distintas ya que todo el camino tiene distintos apeaderos/aparcamientos de acceso/salida. Se puede elegir un punto de partida, y caminar mientras apetezca para luego volver sobre nuestros pasos. Se puede hacer entera y lineal en un solo sentido usando dos coches. También se puede hacer entera contando con comer en ruta en alguno de los múltiples merenderos y zonas acondicionadas que hay por el camino. Nos encontramos mucha gente que sencillamente se acercaba a las praderas junto al río para comer, darse un baño en el Eresma y descansar. Es una zona para todos los públicos y para todos los gustos.
Nosotros dejamos el coche en Valsaín y nos dirigimos hacia el sur, hasta el Puente de la Cantina. Hacia las 9am comenzábamos el paseo buscando el acceso desde el pueblo de Valsaín. Pronto estábamos junto al río siguiendo los muros de granito que en su día fueron la senda real. Hoy en día quedan muchos restos, y a ratos se transita por ahí y a ratos por una pequeña pista a pocos metros de la orilla.
A primera hora íbamos bastante solos, únicamente el Eresma nos daba algo de conversación en su discurrir. Según avanzaban las horas y nos acercábamos a distintos parkings, nos fuimos cruzando con más gente. Mucha gente llevaba mascarilla, supongo que porque estarían haciendo un pequeño paseo, y en general cuando nos cruzábamos con otro grupo había un pequeño respingo por mantener la distancia.
Llegamos al Puente de la Cantina, donde descansamos unos minutos, y emprendimos el camino de vuelta. La afluencia de gente era sensiblemente mayor que a primera hora, ya que llegaban los grupos que venían directamente a comer y a la sobremesa junto al río. En el camino había más gente, aunque no tuve sensación de agobio, ya que mucha gente estaba en su grupo separados del camino. En todo caso, es una ruta con mucha afluencia, seguro que se puede disfrutar más entre semana.
Y tras 16km volvíamos al coche. Durante la ruta pudimos respirar fuerte, el aire fresco junto al Eresma, disfrutar del paisaje verde y reconectar con las sensaciones senderistas. Al término, las piernas se quejaban por el esfuerzo tras tanto tiempo sin caminar, pero nada empañó una experiencia muy reparadora. Un simple paseo que me recordó lo mucho que me gusta salir a recorrer caminos.
¡Hasta pronto!