Por variar un poco de escenario navideño, Alex y yo nos hemos venido a pasar unos días a los Cátaros.
La elección no fue fácil; estamos hablando de una ruta que rememora y casi encumbra 40 años (o incluso menos) de herejía cátara. Y ya sabéis que yo con las herejías no puedo; pero es que Alex se empeñó. Y me dijo que habría tarta tatín y crepes. Herejías de las buenas.