¿Qué sabemos de Lisboa en España? - nos preguntó el guía. Y ante el silencio del grupo, él mismo respondió - Nada. Y es esencialmente cierto; en España poco miramos al país vecino. Hasta hace relativamente poco tiempo no había ido a Portugal; fui incluso antes a los USA o a Argentina. Hace unos pocos años visité el país luso por primera vez y me encantó: descubrí un paisaje fantástico, gente muy amable y cuestas.
En las afueras de Lisboa está una de las visitas más famosas de Portugal: la villa de Sintra, donde pudimos visitar el Palacio da Pena y la Quinta da Regaleira.
Llegamos al acceso al Palacio da Pena a primera hora y ya estaba atestado de coches desde bien abajo, así que aparcamos a medio camino. Si habéis seguido las anteriores lecciones sobre orografía lusa, ya sospecharéis que la mitad que quedaba no era llana ni cuesta abajo.
El día de vuelta nos lo tomamos con calma y haciendo una parada en Évora, ciudad del interior y cuyo casco histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad. Así que decidimos ir a por nuestro trocito de patrimonio.
En primer lugar fuimos a ver la Iglesia de San Francisco y su exposición de belenes (que llaman presépios porque belén ya estaba pillado con los pastelitos). Fuimos un poco por despiste, pero resultó ser una exposición muy curiosa, sobre todo cuando en las vitrinas jugaban al “más difícil todavía”: un belén en una cáscara de nuez, y después, un belén en la cáscara de un cacahuete.