El viaje por Lusitania continúa en la Serra da Estrela; se trata de las estribaciones más occidentales del Sistema Central que en España pasa por Gredos, y en Portugal por una sierra poco conocido para el turismo extranjero.
Lo más importante que sucedió al entrar en Portugal fue que todo se puso cuesta arriba. En anteriores ocasiones he comentado que a este país le falta que lo planchen. Desde la última vez que estuve por estas tierras, la cosa sigue igual. Así que por carreteras panorámicas fuimos hasta Manteigas, nuestro centro de operaciones para recorrer la Sierra.
De todos los muchos atractivos que tiene la Sierra, decidimos empezar por uno sencillo y delicioso: los quesos.
En la quesería además el camarero nos recomendó una ruta con varias visitas que no debíamos perdernos. “En algunas partes la carretera a lo mejor está un poco asín”, dijo en portugués; “pero merece mucho la pena porque veréis un poco de todo”, continuó; “que soy de aquí y me lo conozco como si lo hubiera parido, os lo indico en el mapa”, sentenció. Pues allá que fuimos siguiendo la recomendación.
Dentro de la sierra, el valle más importante es el Valle del Zezere, un magnífico valle glaciar de unos 13 kilómetros. Para obtener una idea del valle, hay que recorrer la nacional 338 e ir parando en los numerosos miradores y fuentes hasta el Covao da Ametade, donde se encuentra un antiguo lago glaciar y un merendero.
También subimos al punto más alto de Portugal continental, el Pico Torre, donde hay dos desvencijados radares y un centro comercial vintage.
El sitio en sí mismo tiene unas vistas fantásticas, y es perfecto para dar un paseo por una planicie alta (y sí, coger algún caché).
Nuestro paseo continuó por la N338 hasta un sitio que nos había recomendado el camarero; una carretera con algún reto pero que merecía mucho la pena. La carretera en sí era un camino en que el apenas cabía un coche y que iba junto a una levada. No lo vimos nada claro y continuamos hasta Sabugueiro por carreteras curiosas pero no mortales. El paisaje iba de bosques de pinos con algunos castaños a planicies de tipo alpino, muy peladas y con matojo bajo. Fue una ruta en coche fantástica que nos dio una gran perspectiva sobre el valle y sus paisajes.
Para el segundo día en la Serra da Estrela hicimos una ruta senderista. En este valle han recuperado algunos caminos y los han marcado como senderos: los trilhos verdes. Pero claro, si todo está en cuesta, y no hay ni un pueblo así en llano, las rutas senderistas no iban a ser menos… Nos decidimos por una de las más emblemáticas y sencillas, La Rota del Javali.
La ruta fácil fueron 12km con 700m de desnivel. Los primeros tres kilómetros los hicimos rodeados de moscas pesadísimas; tanto que ni me quité la mascarilla. Fue muy engorroso, pero me dio el impulso justo como para subir cagando leches por dejar atrás a los bichos. Esta subida la hicimos entre pinares, bastante similar al Valle de Iruelas. En la parte más alta, nos encontramos con berrocales sobresaliendo de los matorrales bajos de esparto y brezo.
Pasamos bastante calor pero encontramos alguna fuente de agua fresca por el camino que nos dio la vida. Nos hemos encontrado fuentes de agua en muchos sitios en Portugal y es algo estupendo, que ojalá tuviéramos (más) en España. La ruta llega hasta el Pozo del Infierno que requiere otros 5km por un camino muy aéreo, así que lo dejamos para otra vida. A pesar del primer rato, pude disfrutar de la ruta, aunque me quedó la sensación de que no hay mucho senderismo de nivel bajo en esta zona.
Tras la ruta, volvimos a la quesería (sí, nos encanta el queso) y le comentamos al camarero que no habíamos ido por el camino del averno, sino que habíamos ido siguiendo la nacional; y ahí fue cuando dijo “pero si es por donde os mandé, ¿por dónde os queríais ir?”, y a punto estuve de tirar todo lo que había en la mesa e irme indignada, pero es que estábamos terminando los deliciosos quesos y después confiaba en tomar uma sobremesa casera en forma de tarta de chocolate. Así que mi furia visigoda tuvo que esperar.
Y la ruta tenía esta pinta :)
Para que os hagáis una idea de cómo son las carreteras en esa zona, GoogleMaps muchas veces nos recomendaba dejar la nacional y coger la pista forestal. Así que teńiamos que ir muy atentos de no caer en una trampa de carretera portuguesa, porque salir podría ser muy complicado. Al día siguiente salimos de la Serra de la Estrela por unas carreteras que no habíamos recorrido en los días anteriores y aún pudimos disfrutar de unos valles increíbles.
Increíble como el valle, es el selfie tontako.
Y con esto dejamos la Serra de la Estrela y ¡nos vamos al norte! ¡Estad atantas!