La siguiente parada del viaje a Checoslovaquia 2023 nos llevó a conocer la parte más rural de Eslovaquia.

Estuvimos 4 noches en Levoča, una pequeña ciudad (o pueblo grande más bien) situada estratégicamente para las visitas que queríamos hacer en el interior del país. Un apartamento fantástico fue nuestro centro de operaciones mientras explorábamos esa zona de Eslovaquia.

Banská Štiavnica

Banská Štiavnica es un pueblo minero en la caldera formada por el colapso de un volcán. Como está en la ladera, todo está en cuesta, y como es una ladera empinada, pues costó subir. La oficina de turismo estaba cerrada porque el encargado estaba haciendo una visita guiada y no había forma ni de coger un mapa, así que dimos un paseo por el centro histórico siguiendo los pasos de un blog de viajes. Todo está orientado a la imagen de antiguo pueblo minero, con murales que cuentan el pasado del pueblo o la iglesia que llamaba a los ciudadanos a la mina, o el castillo donde te cobran una pepita de oro para entrar.

Me pareció un pueblo muy coqueto, con muchos rinconcitos con vistas (las cuestas tienen esto de bueno), con muchos pasajes en los edificios abiertos para explorar tranquilamente. Hay también una iglesia en lo alto de un monte llamado Calvario pero comprendimos que el nombre es un aviso y dejamos la visita para otra ocasión.

Aihó, ahió Aihó, ahió

Iglesia de madera de Hronsek

De entre el cuantioso patrimonio de la Unesco que tiene Eslovaquia, yo fui con ganas de visitar alguna de las iglesias de madera. Hay 8 iglesias inscritas en la lista de Patrimonio en la zona de los Cárpatos, construidas entre los siglos XVI a XVIII y que pertenecen a distintos cultos cristianos. La Iglesia de Madera de Hronsek en particular bien mereció nuestra visita.

Lo primero que me llamó la atención es que está totalmente camuflada en la urbanización de chalets; me hizo gracia pensar en el vecino que se sale de la puerta y tiene una iglesia de madera del S.XVI, profusamente decorada y que forma parte del Patrimonio de la Humanidad. La iglesia estaba abierta aunque no había nadie para recibirnos o darnos un folleto en eslovaco; aun así, pagamos religiosamente (patapumpish) la entrada y estuvimos un ratito viendo el templo, y sobre todo escuchando el crujir de la madera vieja bajo nuestros pasos.

Es una edificación muy singular ya que está enteramente hecha de madera; resulta que en tiempos de Leopoldo I, pudieron alzar iglesias protestantes, siempre y cuando fueran 100% de madera (¡ni clavos podían usar!), no superasen cierto tamaño y no tuvieran campanario. En el caso de la iglesia que visitamos estaba exento y era muy pequeñito. El resultado, con tanta madera, es bastante opresivo pero muy interesante y distinto de las iglesias a las que estamos acostumbrados.

Les costó dar en el clavo... Les costó dar en el clavo...

Paraíso Eslovaco

El Paraíso eslovaco es un parque nacional con protección desde 1890. Es un parque relativamente pequeño y que, según nos pareció, recibe sobre todo turismo local, ya que está cerca de los Tatras que son más famosos y turísticos. Cuando estuvimos investigando este parque vimos que es un sitio precioso que yo no podría visitar jamás. Está lleno de rutas imposibles si tienes vértigo. O si tienes un mínimo de sentido de la conservación.

Con mucha dedicación, Alex había encontrado una ruta de unas 3 horas que hacía malabares para evitarme estos pasos expuestos así que decidimos acercanos a la zona. Pero cuando ya estábamos por allí, se nos puso a llover (el tiempo nos dio bastante guerra) y tuvimos que replanificar. Bajo la lluvia y el frescor, hicimos un pequeño paseo hasta el lago Blajzloch. Nos sirvió para estirar las piernas y oler bosque eslovaco de verdad sin morir en el intento. ¡Punto para el Equipo Tontako!

Dentro del parque además hay muchas cuevas, más o menos un zotillón si atendemos a las cifras más actualizadas. Una de ellas forma parte de la lista de Patrimonio de la Unesco y se puede visitar. Se trata de la Cueva de Hielo de Dobsinska, que forma parte de las Cuevas de Aggtelek y es una visita muy recomendada. Dejamos el coche en el parking y de ahí tocó un paseo de unos 25 minutos y 130 m de desnivel hasta la entrada a la cueva. La visita dura 30 escasos minutos con un guía que solo habla eslovaco y otro guía que, teóricamente, era quien podía responder preguntas a los turistas angloparlantes.

  • Querido guía, me he dado cuenta de que en esta cueva no hay estalactitas o estalagmitas como en otras cuevas. Y te adelanto que hemos visto muchas.
  • Ah, pues tienes razón.
  • Sí, bueno, eso me pasa a menudo. Era una forma de preguntarte vaya, porque entiendo que en esta cueva kárstica hay filtraciones de agua.
  • Vaya que si las hay, si yo te contara…
  • Cuéntame hombre, cuenta… La cosa es que no se depositan minerales
  • Eso es
  • ¿Y sabes por qué?
  • Qué va…
  • ¿Tal vez por el frío?
  • Ah, pues a lo mejor…
  • ¿Acaso quieres morir joven?
  • Señorita, tengo 785 años, pero me mantengo así de joven porque vivo en criogénesis, que para eso estamos en una cueva de hielo, no se ponga chulita conmigo.

Dijo chulita os lo juro por la cueva de Predjama. A ver, hacía fresco sí, pero no más que en los cines Yelmo en verano. La cueva se descubrió en 1870, un año después ya la habían abierto al público y poco después fue de las primeras cuevas de Europa en tener alumbrado eléctrico. El caso es que la vista impresiona muchísimo porque hay paredes y arcadas de hielo de hasta 27 metros de espesor en las que se puden ver las capas de sedimentos.

Nuestra visita al Paraíso Eslovaco pasó también por el Lago Dedinky; es un lago precioso entre montañas, donde estuve un ratito con los patos disfrutando del solecito a la orilla y nos tomamos unos refrigerios en una terracita.

Los altos Tatras

Una de las visitas fuertes en Eslovaquia era ir a los altos Tatras. Se trata de una cordillera de los Cárpatos en la frontera entre Eslovaquia y Polonia. El pico más alto de los Cárpatos está en los Tatras de hecho. Hicimos la ruta típica, un día que era festivo nacional, y además hacía bueno (en una semana muy tormentosa), así que nos juntamos una pequeña gran romería en el Štrbské Pleso, el lago de “abajo”, donde hay multitud de tiendas y restaurantes. También hay muchas esculturas de madera, que nos fuimos encontrando por toda Eslovaquia.

Desde ahí salen varios caminos muy bien señalizados. Nosotros hicimos la ida “por el rojo” (con todo el mundo) y la vuelta “por el verde” (más solos que la una). Es una ruta muy sencilla técnicamente y que requiere poco esfuerzo; además, hay muchas excusas para ir parando cada poco tiempo puesto que las vistas quitan el hipo.

¿Tenías hipo? Ya no tienes hipo ¿Tenías hipo? Ya no tienes hipo

El punto más alejado de nuestro camino era el Popradské pleso, un lago entre las montañas precioso. Se puede recorrer la orilla del lago entera y es muy recomendable porque van apareciendo panorámicas y puntos de vista distintos del lago. Como llevábamos los prismáticos, estuvimos un rato viendo a los senderistas más atrevidos que continuaban ascendiendo por unas laderas aptas solo para cabras.

Estaba el lago para darse un bañito a -36ºC Estaba el lago para darse un bañito a -36ºC

Desde el lago, hay un paseo corto hasta el Cementerio Simbólico; se trata de una zona del bosque donde han colocado placas de todas las personas que han muerto en los tatras. Antiguamente las placas se colocaban en el lugar de la tragedia (e ir a verlos, imagino, era carne para nuevas tragedias, obvio). En la primera mitad del S.XX, un escalador y artista checo, recuperó todas las placas y las puso bonicas en una zona más accesible, junto a una pequeña capilla y con cruces pintadas. Es un paseo muy bonito aunque da reparo ver lo joven que murió tanta gente. El monte es jodido a veces.

La ruta nos encantó y la pillamos en un momento muy bueno para disfrutar del bosque, fresco y húmedo. Es un bosque protegido de gran biodiversidad, pero obviamente con tanta gente, iba a ser difícil pillar el lince o el oso. Vimos las truchas en el lago porque no podían esconderse XD

Castillo de Spis

Entre las recomendaciones de la zona estaba el Castillo de Spis así que nos acercamos a verlo. Resultó que estaba casi todo cerrado por restauración y solo había unas pocas estancias; nos dieron entrada reducida y visitamos lo poquito que había disponible. Recorrimos la muralla y nos asomamos al patio verde del castillo donde pude poner nombre a todas las ardillas que campaban a sus anchas.

También vimos la sala de torturas pero Clotilde, Mirabela y Sinforosa fueron mucho más simpáticas que la “silla de pinchos”; ojo se llamaba así porque en el asiento y respaldo tenía clavos, no os penséis que salís con un pintxo de Donosti. Como en ambos casos te dejas un riñón, es fácil equivocarse.

Kezmarok

Fuimos a visitar Kezmarok porque hay una iglesia de madera y yo, como si fueran pokémons, quería hacerme con todas. Aparcamos gratis. Ya está, esa es la noticia. En Eslovaquia, es un notición de hecho. Estuvimos a punto de dejar la visita ahí, mirando el coche aparcado sin pagar, pero seguimos adelante.

Fuimos a ver la Iglesia articular de Kezmarok, otro ejemplo de templo hecho con muchas restricciones constructivas. Es del S. XVII y me llamó la atención que fue fuertemente financiada por marineros suecos. ¡Qué gremio! Por dentro es más luminosa que la de Hronsek, más espaciosa y con muchas policromías de colores vivos.

Y además, descubrimos el origen del emoji “la caca del wassap”:

Dilo, tato Dilo, tato

Al lado está la Nueva iglesia protestante que pudimos visitar con la misma entrada. Es una iglesia con un interior muy sobrio que me gustó mucho. Además, conserva los restos de Emérico Thököly, breve rey e improbable héroe.

Levoča

También dedicamos un día a visitar el intramuros de Levoča, que tiene una sorprendente cantidad de patrimonio visitable; hubo un rato en que la lluvia no daba tregua así que algunas visitas se quedaron en el tintero. Entramos en la Iglesia luterana, que alberga una enorme biblioteca de música, además de dos órganos en las zonas de los coros superiores y muchas ilustraciones de instrumentos de música.

Después subimos al balcón del ayuntamiento, donde también hay un museo. Como no teníamos mucho tiempo para el museo, pasamos al balcón (donde hay un caché), donde pudimos disfrtar de las vistas a la plaza. En Levoča hay muchas fachadas de colores pastel y con dibujos. Algunas están muy bien conservadas y le da mucho estilo al paseo por la ciudad.

También nos acercamos a ver (por fuera únicamente) la Basílica de Santiago que cuenta con el altar gótico más alto del mundo. Fue obra del maestro Pavlo de Levoča, que en el pueblo son palabras mayores. Donde sí pudimos entrar fue en el Claustro del monasterio de los minoritas que no mereció mucho la pena en realidad. El claustro es más bien soso y tenía una exposición de lo menos interesante: regalos de los papas a Eslovaquia. Aproveché para ponerme al día del listado de papas y del estatus jurídico del Vaticano, pero los regalos en sí no me llegaron a atrapar.

Comimos en un restaurante en la muralla, donde, por fin, pude probar la celebérrima trucha local que estaba super deliciosa. También probé los pierogi eslovacos, que estaban terribles y el pobre Alex se tuvo que esforzar para no dejarlos en el plato.

Castillo de Bojnice

En el trayecto desde Levoča hasta Praga hicimos una visita clásica en Eslovaquia: El castillo de Bojnice. Es un castillo con pinta de cuento de hadas y que es una gran atracción turística en el país. Seguramente por eso encontramos una visita guiada en inglés, a la que nos lanzamos sin dudar. El guía era super competente en inglés y tenía mucha información que darnos, así que la hora de visita se pasó volando. Esta visita se realiza sobre las partes nuevas del castillo, lo que se llama “la zona de las reformas” porque fueron alas que construyeron a posteriori.

Hay otra visita, esta vez auto guiada, por la parte central del castillo, lo que sería el edificio original. Esta parte la hicimos más rápida porque el trayecto hasta Praga eran muchas horas. Consiste en un castillo del S.XIII que, a pesar de sus reformas y renovaciones, se empeñaron en que pareciera un castillo medieval por dentro. El efecto es muy curioso porque de todas formas querían inodoros modernos (y nada medievales). El castillo es una colección de obras de arte y artesanías de distinto nivel puestos todos ocupando un espacio de visita. Un poco como quien se vicia con wallapop, pero del S.XVIII.

Toda esta visita me gustó mucho, y eso que nos faltó tiempo para paesar por los jardines asilvestrados que hay detrás del castillo. Pero en todo caso, fue un broche perfecto para nuestra etapa eslovaca del viaje.

Algunas ideas

El turismo en Eslovaquia tiene muchísimo margen de crecimiento (si quisieran, que no lo tengo super claro). No hablan mucho inglés, ni siquiera las personas que podrían tener mucha motivación para aprender lo básico (vender entradas, por ejemplo), y tampoco tienen mucha información en inglés. El castellano no lo hemos olido ni de casualidad. Es que ni “Hola, amigos, soy del Barça!” que es un poco universal.

Sobre el idioma, tengo la teoría de que es porque, según nos dijo el guía local, el eslovaco es un poco el esperanto de las lenguas eslavas y si sabes eslovaco te vas a poder entender cómodamente con muchos países cercanos. Países que, además, constituyen el grueso de turismo en la zona. Muy por detrás creemos que está Alemania o Austria porque el alemán fue el otro idioma que más vimos. Nosotros usamos mucho el traductor de Google para Android pero siempre estábamos notando que algo no iba bien.

Crema crepitante... Crema crepitante...

Mención aparte se merecen los servicios que se ofrecen: los precios son como en España (o más en algunos casos) pero la calidad de la oferta turística es muchísimo menor. Poca información (que no sea en eslovaco), no vi ningún camping, pocas campers, no hay apeaderos para disfrutar de la increíble naturaleza del país. Vimos buses de línea que nos habría venido bien tomar, pero no hubo forma de encontrar horarios o tarifas. ¡No pudimos hacer la colada en Eslovaquia! En toda nuestra zona (amplia) no había una sola lavandería.

Para venir a hacer turismo a Eslovaquia, por ahora, hay que venir mentalizado para estar constantemente buscando información en canales alternativos porque los canales principales no sirven. En nuestro caso supuso un reto más que un problema, porque intentábamos llegar a visitas un poco más especiales, pero fue muy complicado.

En los muchos pueblos que visitamos o cruzamos, vimos casas y jardines muy bien cuidados, en núcleos de mediano tamaño, con supermercados, ambulatorios, etc. Así que la calidad de vida en el entorno rural me pareció bastante buena.

Finalmente, una cosa que me gustó muchísimo es que parece que hay mucha cultura de senderismo en Eslovaquia; hay muchos senderos, bien señalizados y mantenidos y hay mucha gente disfrutando de sus montes. Además, caminan por el lado correcto en carretera, mis respetos.

Y para que también podáis presentarnos vuestros respetos, aquí el selfie tontako:

Y el resto de las fotos:

Índice de posts de Checoslovaquia 2023

  1. Checoslovaquia 2023 - Viena
  2. Checoslovaquia 2023 - Bratislava
  3. Checoslovaquia 2023 - Eslovaquia rural
  4. Checoslovaquia 2023 - Praga
  5. Checoslovaquia 2023 - Chequia
  6. Checoslovaquia 2023 - Itinerario y pecunia