
Semana Santa bearnesa. Nos apetecía un viaje de carreteras de montaña y bosques, así que nos organizamos una pequeña escapada exprés que atravesara los Pirineos. Varias veces.
En este pequeño viaje nos acompañó mi padre, que no sabe mucho francés (tampoco sabe poco francés, no nos engañemos), pero canta la Marsellesa que da gusto. Y así salíamos los Tontakos y Javier rumbo a Roncesvalles, para cruzar los Pirineos.
Tras llegar a tierras francesas, hicimos la primera parada en San Juan Pie de Puerto, un pequeño enclave del Camino de Santiago francés.

Hacía tiempo que un compi me había recomendado visitar la Cueva de Valporquero así que aprovechamos el finde largo que teníamos en Marzo para ir a conocer la zona. Cogimos una casita rural en Villanueva de Pontedo, en la zona de Los Argüellos, como base de operaciones montañeras. Las vistas desde la casita solo auguraban cosas buenas:
El sábado tocó madrugar para hacer una visita muy especial de la Cueva de Valporquero; desde junio de 2016 han puesto en marcha una visita a las cuevas en grupos reducidos (máximo 12 personas).

¡¡Más cuevas!! Para hoy nos habíamos progrado la visita a las cuevas de Skocjan. Teníamos la idea de que eran unas cuevas menos visitadas pero con mucho interés. Y no ha defraudado.
Al llegar ya se nota que están dirigidas para un número mucho más modesto de turistas. Un parking pequeño y una pequeña cola para los tickets. Hemos llegado justo para realizar la visita guiada por las cuevas. Esta vez el grupo era más pequeño y más motivado.