A estas alturas media España sabe que estamos en Tenerife, ya que Marta y yo os lo hemos recordado por todas nuestras redes sociales digitales y analógicas para daros envidia. Ya estamos en el hotel descansando tranquilamente y organizándonos las visitas de los próximos días.
El viaje casi termina con una mitad del grupo asesinada por la otra mitad. ¿Sabíais que Ryanair te cobra un auténtico pastón si vas a por la tarjeta de embarque sin el billete imprimido con tu propia sangre?
Intento de Marticio y Yamicidio. Intento frustrado ya que estamos vivitas y coleando (chúpate esa Clara); sí, lo sé, esto clama una explicación…
Todo empieza con la recomendación de una amiga de cuyo nombre modificaré para que no la reconozcáis y la llamaré Clara. Pues bien, Clara nos sugirió que fuéramos al barranco de Masca, un sitio super bonito, lo único un poco de sol. Visto ahora, algo debimos sospechar: es un barranco y se llama Masca, lo tiene todo, vaya.
En episodios anteriores… Casi nos matan pero luego nos dieron de comer y se nos pasaron todos los males. Ayer visitamos el parque natural de Anaga al noreste de la isla (norte según Marta, cuyos criterios cardinales escapan a mi comprensión). La ruta en coche es una gozada por una carreterucha entre montañas.
Vistas por el parque de Anaga Como íbamos con mucha calma (algo tarde) a medio camino intentamos localizar la ruta que queríamos hacer para ir previendo contingencias (algo nos olíamos).
El sábado por la mañana tocaba madrugar un poco para ir al Teide cómodamente. En mi reloj ponía que eran las 8:15, una hora bastante buena para levantarse:
¿Por qué te levantas tan pronto? No es tan temprano Son las 7:15 En mi reloj son las 8:15 Porque tu reloj está en horario España peninsular … ¿Una hora menos en canarias? Lo que yo decía Y así Marta se ha levantado y nos hemos encaminado al Teide.