Último día en Amsterdam; lo teníamos todo preparado. Y entonces ha sonado el despertador y hemos replanificado…
Al final hoy hemos madrugado poco (a las 9 #ay) y nos hemos dado un desayuno homenaje, porque nos han dicho (en holandés, no podemos estar seguros NI descartarlo), que hoy se acababa el mundo; os confirmo desde ya que debimos entenderlo mal; pero esta mañana inhóspita nos entró el canguelo y nos fuimos a desayunar como si no hubiera un mañana.
Para hoy teníamos planificada solo la visita al museo Van Gogh…
Compramos las entradas con antelación y nos aseguramos el “pase rápido”. Ha sido igual de rápido que el paso no-tan-rápido. Tiene sentido dado que cuestan lo mismo. Yo tampoco entiendo a los amsterdamers. Venía yo motivada con este museo, por aquello de que Van Gogh es un pintor bastante asequible y disfrutable, así que nos hemos hecho con las audioguías para poder sacarle provecho.
Ayer nos levantamos pronto para salir hacia Utrecht. Como era el primer (y sospecho último) día de sol en Utrech, aprovecharon para hacer todas las obras de la ciudad. A la vez. Atascazo para entrar. La ciudad no tiene ningún encanto especial, pero pudimos pasear, ver sus canales, tomar un café y encontrar algún caché
Utrecht es así como sosa y su canal también es soso. La señora parecía maja pero no se quedó a hablar con nosotros.