Nuestro viaje a Nueva Zelanda nos llevó a presentar nuestros respetos al monte más alto del país: el Monte Cook / Aoraki. Esta vez tampoco había un cocinero…

Superamos el ecuador del viaje, y me abrumó un poco la sensación de haber hecho ya “un viaje largo” y aún tenía por delante otro. Seguíamos adaptando el viaje a las circunstancias de cada momento y disfrutando mucho de lo que finalmente hacíamos. Después de Oamaru, dejamos la costa y nos adentramos de nuevo en el interior de la Isla Sur. Tocaba volver a los Alpes del Sur y conocerlos desde otras perspectivas.

Elephant Rocks y la Rotxa

De camino hicimos un par de paradas clásicas. Por un lado, paseamos entre las Elephant Rocks son unos grandes bloques de caliza sedimentaria, con muchos fósiles y que, según los nomenclatores de por aquí (ya sabéis lo que opino), se parecen mucho a elefantes. Esta vez, en lugar de ponerme hecha un basilisco, decidí una aproximación más constructiva. Si ellos veían elefantes, yo veía elefantes.

Mírale cómo barrita Mírale cómo barrita

También paramos en una zona de pinturas antiguas maoríes, Takiroa Maori Rock Drawings, que creo que ganaría con una explicación de la zona porque así en frío no me pareció memorable. De lo que sí me acuerdo es de que nos cruzamos con una pareja que resultó ser ¡de la Rotxapea!

Hooker Valley Track

Llegamos al Mount Cook / Aoraki NP, en la parte este de los Alpes del Sur. Dejamos la camper en el aparcamiento / camping del DOC y nos lanzamos a por la ruta más emblemática de la zona (pues el tiempo al día siguiente parecía regulero): el Hooker Valley Track.

Es una ruta muy sencilla y asequible a quienes no están en buena forma física o lo de caminar no es lo suyo, puesto que el camino apenas tiene desnivel y está muy bien señalizado. El encanto de la ruta es los paisajes que transita hasta la lengua de un glaciar a los pies del Aoraki.

La ruta va por la zona baja del valle, entre praderas verdes, junto a un río de agua tan helada que era de color azul-lechoso (por caliza en suspensión en realidad) y siempre con el ominoso y formidable Aoraki de fondo, observando si algún despistado se ofrece en sacrificio a los dioses de la montaña. Hubo un señor que no iba despistado y se resistió un poco a lo de ser sacrificio pero el Tontako Team le dio así un empujoncito porque al Aoraki no se le chista ni media.

Hasta tres puentes colgantes tuvimos que cruzar de ida (y tres de nuevo a la vuelta, lo que son las cosas…), con algún cartel que nos pedía casi literalmente que les diéramos cariño, a los puentes, que estaban viejitos. Los puentes…

Mil cachés, diezmil pajaricos y cienmil fotos. Hice la ruta entera con un stendhalazo de cuidado y terminé felicísima por haber podido estar ahí, entre tanta belleza y majestuosidad.

Las otras rutas

El segundo día para visitar el parque nacional nos despertó una tremendísima lluvia que nos obligó a replanificar. A nosotros y a todos los demás viajeros que nos juntamos en la cafetería del Hotel Hermitage a pasar las horas más fuertes de temporal. Aun así, en cuanto despejó un poco, nos lanzamos como caracoles a buscar los rayos de sol y pudimos hacer algún otro paseo por la zona:

El Kea Point es un paseo corto (excepto si quieres coger los cachés, ver a todos los pajaricos y hacer un rato de meditación transcendental) que se asoma a la morrena del Glaciar Mueller. Esta pared de sedimento dejado por el glaciar al retroceder es un totxo enorme y que ayuda a imaginarse las dimensiones del gigante de hielo que habitó la zona en su día. El nombre de Kea Point viene porque se puede ver keas, aunque debían estar todos ocupados o fuera de cobertura cuando llegamos nosotros.

El Governor’s Bush es otro paseo sencillo para ver keas, aunque nosotros nos tuvimos que conformar con escucharlos. De momento. Eso sí, además de algunas vistas preciosas hacia el valle, el bosque de hayas de pronto nos envolvió en su follaje y parecía que nos habíamos transportado a otro mundo faérico distinto.

En el Glaciar Tasman, por fin, Álex vio un kea. Este loro alpino le dio la buena ventura y le preguntó por la familia; le comentó con congoja que no se podía quedar mucho tiempo a charlar porque tenía una cita con un takahe. Todo esto y mucho más le suceció a Álex en esta ruta que se asoma al glaciar Tasman. Al menos eso jura él, ya que fue solo mientras yo le daba un respiro a un tirón que me había dado en la espalda. Además, perdió el camino durante un rato y se tuvo que reorientar. Con tantas emociones, pues se le pasó hacer una fotillo para el blog, así que os lo imagináis con lo que os cuento.

Lake Tekapo

En el Lago Tekapo (o Tecastro si te va más la versión en latín) dormimos con muchísimo frío, hasta el punto que yo me puse el abrigo para pasar la noche. Por la mañana, para recuperar el calor del cuerpo subimos hasta el observatorio del Monte St John. El camino cruza un pinar bastante soso (como casi todos los pinares, no os voy a engañar) hasta una cumbre despejada donde se encuentra un importante observatorio del cielo nocturno. No, José Manuel, no voy a abrir los comentarios para que me cuentes tu opinión sobre los pinares. Hazte un blog y ya si eso lo cuentas ahí.

El caso es que llegamos arriba y nos tomamos un café con vistas e hicimos buenas migas con una pareja de checos que nos hicieron una foto con foto bombing. Después volvimos dando un buen rodeo, que nos permitió estirar las piernas.

El Lago Tekapo es famoso por los altramuces que crecen en sus orillas, muy fotogénicas y dignas de los influencers más importantes, y por supuesto yo no me iba a quedar atrás.

Lo que yo me imaginé Lo que yo me imaginé
Lo que sucedió... Lo que sucedió...

De vuelta en la población de Tekapo también nos acercamos a la Iglesia del Buen Pastor, que es pequeñita pero está en un sitio precioso y así cualquiera se hace feligrés, la verdad.

Burkes Pass

En nuestro camino hacia el siguiente destino, nos detuvimos en Burkes Pass, una especie de poblado antiguo reconvertido en sitio de nostalgia y trabajo de madera. Es como que recogieron todos los cacharros de la fiebre del gasoil durante los 60 y los pusieron así bonicos para los turistas. Es un sitio muy curioso, con algunas tiendas de artesanía y otras de cosas viejas sin disimular. Le dimos diez minutillos de parada pero estuvo curioso.

Pajareo

Registro pajarero de las aves que vi por pirmera vez durante estas visitas: dunnock, redpoll (¡por fin!) y jilguero.

Para nostalgia la que tenéis vosotras que echáis de menos los “selfies de antes”, ¡pues aquí va uno!

Podéis ver el resto de fotos en varios álbumes de Flickr:

Índice de posts de Nueva Zelanda 2024

  1. Nueva Zelanda 2024 - Comenzamos
  2. Nueva Zelanda 2024 - De Coromandel al Lago Taupo
  3. Nueva Zelanda 2024 - Tongariro Alpine Crossing
  4. Nueva Zelanda 2024 - Wellington
  5. Nueva Zelanda 2024 - Abel Tasman National Park
  6. Nueva Zelanda 2024 - Por la West Coast hasta Queenstown
  7. Nueva Zelanda 2024 - Fiordland, tierra de fiordos
  8. Nueva Zelanda 2024 - Tras los pingüinos
  9. Nueva Zelanda 2024 - Monte Cook y los lagos
  10. Nueva Zelanda 2024 - De Arthur's Pass a la Costa Este
  11. Nueva Zelanda 2024 - Picoteo por la Isla Norte
  12. Nueva Zelanda 2024 - El norte del norte
  13. Nueva Zelanda 2024 - Entrevista pajarera
  14. Nueva Zelanda 2024 - Itinerario y pecunia