Nos hemos colado en Portugal; pero sin querer. Todo viene porque mi compi Iván (@ilopmar) me contó una leyenda urbana sobre cómo ir a Portugal y no pagar peajes:
– Perdona bonito – es que me pongo muy digna – pero esas autopistas no se pagan solas. Si será por dinero para autopistas…
Después le llamé ladrón y estafador, y le mandé a fumar con los de Bankia. Si no lo dije, lo pensé, y él seguramente lo notó.
Oporto by day and Oporto by night. Oporto enterico, vamos. Es una ciudad pequeña que se puede recorrer en un día. Varias veces. Hemos entrado en todas las iglesias y que podíamos, pero solo han ardido dos. Una por un tipo pirómano y no por nuestros hyper pecados. En todo caso, es una historia falsa.
La ciudad se recorre fácilmente, una vez que te acostumbras a que en todo momento estarás o subiendo o bajando; tal vez las dos a la vez, la ciudad no es llana ni junto al Douro.
Ya os dije que iba buscando un conde. Y lo que surja. Pues ni un conde me he encontrado; es que así no se puede. Hoy tocaba paseíto por ciudades históricas y religiosas, para que esto no sea solamente beber (padre, madre, digo beber, pero me refiero a leer libros tranquilamente en una sombra. Ejem).
Por la mañana fuimos a Guimaraes, cuna de Portugal, ahí es nada. Ha coincidido con que es capital europea de la cultura así que se notaba un cuidado extremo, como cuando una partida de limpieza ha venido, con la sirena a tope, para limpiar un bolardo.
Con las primeras luces de la mañana, Marta y yo nos encaminamos hacia el parque natural de Peneda Gerés, que prometía aventura y buenos paisajes. Lo que el día nos depararía no lo habríamos imaginado jamás. Íbamos por la A-11 (autoestrada norte, Lisboa-Braga) cuando notamos que nos estamos quedando muy atrás, todos los coches nos pasaban a una velocidad inusualmente alta. De primeras no le dimos mayor importancia, hasta que un coche nos empezó a dar las luces, y al adelantarnos el copiloto hizo señas de que miráramos hacia atrás.
He aquí la versión de Marta de los mismos hechos. Sin retocar una coma o un punto.
Hoy ha sido un día de sorpresas. La verdad es que Portugal está dando más de sí de lo que podríamos esperar, es un país bonito, aunque no nos extrañe que les hayan rescatado Esta mañana el plan era irnos a visitar el Parque Nacional de Peneda Geres, en el límite con España, que era el destino número 1 en el top de recomendados por la Lonely Planet.
¿Recordáis que os comenté que en Oporto o se sube o se baja? Pues Coimbra la tiene más larga. Gana de calle. Aquì todo es subir y/o bajar, con un “de la ostia” adjunto. No tienes una cuesta, tienes una cuesta de la ostia. Es una ciudad preciosa y no me quiero ni imaginar lo potita que estará cuando la planchen, que está llena de arrugas la jodía.
Salimos de Oporto con niebla agarrada y con pena de ir dejando el norte, que tan precioso es.
Lisboa es una ciudad. Punto pelota. Tiene sus plazas, sus zonas chungas, sus zonas pijas, sus tiendas, iglesias, monumentos y gente. Y eso es lo que opino de las grandes ciudades. Lisboa tiene, claro, sus particularidades; por ejemplo: resbala. Mucho. Esto nos ha dado la oportunidad de demostrar una vez más que somos monguer de primera categoría mientras bajábamos una calle genérica esquiando sobre nuestras sandalias.
Más peculiaridades: está sin planchar.
Tras la visita por Lisboa, tocó coger el coche de nuevo y encaminarnos hacia Sintra; es un sitio muy turístico pero tenía pinta de merecer la pena el agobio previsible; es un fantástico pueblecito cuyo centro histórico está en una loma (no os lo esperábais, ¿eh?). Callejuelas, tienditas y una avalancha de turistas que nos llevó a pensar que en Octubre será mejor época. Sintra fue un lugar de mucha importancia en el pasado de Portugal y tiene varias visitas monumentales interesantes, de los cuales el más importante es el Palacio da Pena.
Creo que puede estar bien recopilar, aunque sea de forma caótica, información útil e impresiones generales. Por si alguien se anima al viaje tal vez le sirva.
Portugal me ha encantado. Tiene unos paisajes espectaculares, aunque no está explotado en la forma que yo más lo podría disfrutar; la gente es profundamente educada. Nos habían dicho que los portugueses conducen fatal y lo que yo he detectado es que en todo caso, conducen mejor que en España.